sábado, 4 de septiembre de 2010

INCAUTO, IMPRUDENTE: TORPE


Por negligencia o impericia a un profesional se le puede condenar, es lo menos que nos podemos permitir la sociedad para salvaguardar nuestra propia existencia.

¿La magnitud de la proeza del profesor JESÚS NEIRA saltó a la escena pública ante la justiciera defensa a la desvalida Violeta Santander quien soportara su “aniquilación” por parte de un “drogadicto” (en rehabilitación) llamado Antonio Puerta. La cual proeza se gesta, en desigual lucha, al enfrentarse a tal malvado villano; y del fragor de la pelea tras recibir desproporcionada represalia, -ni media hostia-, por la paternal reprobación, quedó tendido.

Todo le queda grande. Ni soporta “la respuesta villana”, ni el catafalco que le montaron sus connivenciados compañeros–políticos-; en parihuelas va de uno a otro lado. De odas y alabanzas de salvador, pasas a … y ¡mientras! pasa la vida, de hospital en hospital, por proseguir convaleciente.

Aún queda por solventar el juicio pendiente, donde se deshaga, cual cubito de hielo, todo el montaje propagandístico y ver que siempre la imprudencia juega sus consecuencias. Si de maestro fuese, como torero, dio el plante demasiado pronto, sin cuidar de vigilar la posible acometida, y sin muleta con que recortara con quiebros al imaginario astado, se sobreexpuso. Siendo como eras ya enfermo, y de ello tocara no excederse, entonces como ahora, allá va Jesús Neira, el imprudente.

Imprudente entonces, temerario ahora. Conduciendo en tan malas condiciones, hasta zigzaguear por los carriles de la autopista y refregarse con un camión. ¿Dónde va? ¿Quién se cree? No es ya el alcohol… es que NO se nos está permitida la CONDUCCIÓN tras la ingesta de determinados FÁRMACOS. Y una pregunta ¿el “coctel”, se le hará ahora atenuante o agravante?

Y es que es “el guiñol de un montaje”; me duelo de este espectáculo que me montan cada día para “entretenernos” a los ciudadanos de “a pie”. Se supone que los supuestos periodistas desarrollan la profesión de la información pública, pero en el plat(ó)-pesebre de la televisión nos sirven… de tal modo que no podemos diferenciar la comida de la basura y terminamos ahítos de desperdicios, confundiendo lo ficticio con lo verídico. Tras la alucinógena programación deliramos dando tumbos, tumbos hasta que nos tumban. Y esperemos no terminar en una tumba, porque lo que es la verdad, desfallece.

Por cierto, se acuerdan de ese policía que no estando de servicio se lanzó a su rescate, y que tras auxiliarle en su estado de necesidad, llamó a los servicios de urgencia… vemos, impasibles, que de él, se hace caso omiso. Y es que el caballero andante don Jesús Neira, “el libertador” es ahora el “liberado”. La tramoya “escénica” no es capaz de armar otro montaje, si no hubiera un dramaturgo político por medio. Pero lo habrá, “la farándula tiene que vivir”. Tanta eminencia en el trato que se le debe a tan emérito profesor que confunde el dilema de ingerir sustancias (bebidas y medicación) y conducir, le queda en exceso, dicho de otro modo: “el traje le queda grande al cargo”.

Pero tengo algo más hacia esta persona, contra la que no tengo nada de por sí. Me preocupa, su inconsciencia, estando enfermo se “arriesgaba”, e igualmente ahora vuelve a arriesgarse, no ya para salvar a nadie, sino por todo lo contrario. ¿Su temeridad, no esconde un deseo de “acabar y terminar con su problema”?, ¿es que pretende poner fin a su vida…? porque viendo el devenir de los acontecimientos, se puede plantear la pregunta.